Ayer, miércoles 27 de mayo, tuvimos la oportunidad de visitar un cercano y espectacular lugar: Guayedra.
Fabiola, la madre de Daniel, conocía desde hace tiempo el deseo que teníamos de visitar ese hermoso paraje. Así que se encargó de comentarlo a su hermana Juana Victoria y su cuñado Julián, que residen allí y es el lugar de trabajo de Julián. Ellos se encargaron de gestionar el permiso con el propietario que muy amablemente accedió a nuestra petición, por lo cual le estamos muy agradecidos.
En esta época lo que más impacta de Guayedra, a los que pasamos a diario por su valle, es la colorista floración de los girasoles, que muy acertadamente han sembrado en diferentes cercados de las fincas y que aportan un contraste visual con las oscuras rocas de Guayedra y Tamadaba, aumentando la magia del lugar.
Juana Victoria fue nuestra guía, y muy amablemente nos acompañó por los maravillosos rincones y estancias del lugar. Las charcas con patos, un cisne y tortugas, fueron las delicias de los niños. Disfrutaron también con las ocas, los tucanes, la grulla, los faisanes y la burra.
Los miradores que están estratégicamente situados y dejan ver la costa, son unos lugares llenos de paz y serenidad que también pudimos disfrutar.
Tras finalizar el paseo, Juana Victoria nos ofreció un rico tentempié con un chocolate y un queque recién hechos que estaban deliciosos.
Finalmente los niños se entretuvieron en la zona de actividades deportivas jugando con la variada oferta lúdica y de entretenimiento que poseen.
Queremos dar las gracias de nuevo a Juana Victoria y Julián, así como al propietario de la finca, por permitirmos pasar este día maravilloso en uno de los rincones naturales más emblemáticos de Canarias.
También aprovechamos para valorar la enorme transformación que con tan buen gusto y sabiduría se ha realizado de todo el histórico valle de Guayedra en los últimos años.